La bibliotecaria de Auschwitz: una historia de lucha
- lengualiteratura00
- 18 feb 2023
- 5 Min. de lectura

Te invito a oír esta canción mientras lees este blog:
¿Alguna vez te pasó de leer una historia que llegó a lo más profundo de tu ser? Seguramente sea así y deseo que te haya pasado. En lo personal, y a lo largo de mi vida como lectora, he leído relatos que me han emocionado, pero no tanto como con esta novela, La bibliotecaria de Auschwitz, del escritor Antonio Iturbe. Antes del análisis me gustaría contarles cómo este libro llegó a mis manos.
Uno de los lugares que más me gusta visitar en Buenos Aires es la Avenida Corrientes, particularmente sus librerías. Reconozco que las he visitado varias veces, pero jamás me canso de hacerlo. Ver los estantes y las mesas llenas de libros, de diferentes géneros y autores, sentir ese olor tan particular que tienen esos lugares, es algo que me apasiona. Una noche de verano, del presente año, hice mi paseo y, recorriendo los títulos de algunos libros, encontré este. Apenas lo agarré, leí la contratapa, que reza lo siguiente:
"Sobre el fango negro de Auschwitz que todo lo engulle, Fredy Hirsch ha levantado en secreto una escuela. En un lugar donde los libros están prohibidos, la joven Dita esconde bajo su vestido los frágiles volúmenes de la biblioteca pública más pequeña, recóndita y clandestina que haya existido nunca.
En medio del horror, Dita nos da una maravillosa lección de coraje: no se rinde y nunca pierde las ganas de vivir ni de leer porque, incluso en ese terrible campo de exterminio, <<abrir un libro es como subirte a un tren que te lleva de vacaciones>>"
Pensé, "este libro me estaba esperando", sobre todo por lo que menciona esa parte del texto, la experiencia de una joven que está aferrada a la vida y a la lucha por seguir adelante, acompañada de otras historias que la hacían sentir, en cierto sentido, protegida. Así que decidí traerlo conmigo a casa y, al día siguiente, comencé a leerlo. Desde el momento en que leí las primeras líneas de esta historia, me sumergí en ese lugar; en cada escena, fue inevitable sentir que era parte del relato, que estaba allí, en ese lugar que durante la segunda guerra mundial existió, observando cada hecho de injusticia y dolor que vivieron todos los personajes, entre ellos, Dita Adlerova.
Dita era apenas una niña cuando la mandaron, a ella y a sus padres, al campo de exterminio. Ella, junto a otros judíos, atravesó pruebas que difícilmente un ser humano puede soportar: desde no recibir alimentos hasta ver morir a muchísimas personas, en condiciones terribles; una de esas condiciones fue en las cámaras de gas.
La novela consta de 32 capítulos y dos apartados, uno titulado "Etapa final" y el otro, "¿Qué fue de...?", en donde el autor, Antonio Iturbe, explica qué ocurrió con algunos judíos y, particularmente, con algunos soldados nazis después de que finalizó la guerra. Un puñado de ellos fueron enjuiciados y castigados por los aberrantes hechos cometidos, otros (como Mengele) escaparon y encontraron la muerte siendo ya ancianos.
Si bien sabemos que durante la segunda guerra mundial (y durante muchos siglos anteriores) los judíos fueron repudiados por muchas personas y que, incluso, intentaron exterminarlos por completo, la novela además de mostrarnos una realidad de la época, se centra en transmitirnos un gran mensaje: la importancia de los libros en la vida de las personas. De hecho, nos muestra cómo en el campo de exterminio funcionaba de manera clandestina una escuela y una biblioteca, también conocida como parlante. Una biblioteca que contenía apenas ochos libros y cuyo cuidado y atención estuvieron a cargo de Dita, quien los cuidaba como oro a pesar del peligro se eso conllevaba. La biblioteca parlante estaba compuesta por profesores que relataban a los niños del Bloque 31 las historias de novelas que ellos conocían, la novela lo describe de esta manera:
"Primero Hirsch le contó algo que la dejó boquiabierta: poseían una biblioteca con piernas. Varios profesores que conocían a fondo alguna obra literaria se habían convertido en personas-libro. Rotaban por los distintos grupos para contar a los niños historias que se sabían casi de memoria [...] Le contó que los libros habían llegado al campo clandestinamente. Un carpintero polaco llamado Mietek había traído tres, y un electricista eslovaco, otro dos. Eran el tipo de internos que se movían con mayor libertad entre los campos al estar empleados en tareas de mantenimiento. Del enorme almacén donde iban a parar los objetos requisados a los prisioneros a su llegada a Auschwitz, al que llamaban Canadá, lograron traerse algunos libros, que Hirsch les pagó con provisiones de los paquetes que tenía a su disposición" (Pp.45-46).
Quizás uno se pregunte, ¿para qué lo hacían? ¿Para que funcionaría una escuela en un lugar en el que predominan el odio y la muerte? Justamente esta historia se encarga de responder a estas preguntas, mostrando que, a pesar de que en "ese lugar tan oscuro donde la humanidad había llegado a alcanzar su propia sombra, la presencia de los libros era un vestigio de tiempos menos lúgubres, más benignos, cuando las palabras sonaban más fuerte que las ametralladoras" (Pág.46). Desde un atlas, hasta una novela titulada Las aventuras del bravo soldado Svejk, Dita se sumergió en el mundo de la ficción, incluso en los peores momentos de su vida, donde lo único que veía a su alrededor eran pérdidas y más pérdidas.
En lo personal me sentí muy identificada con la protagonista de esta novela porque, si bien los contextos y la época son totalmente diferentes, ¿Cuántas veces nos hemos sumergido en libros por diferentes motivos? Para viajar a otros espacios, para escapar un ratito de algunos problemas cotidianos, para reflexionar, en fin... la literatura es un mundo extraordinario que nos permite sentir y vivir diferentes épocas, situaciones; nos permite sentirnos al lado de los personajes, acompañarlos en cada momento de su historia. Al menos así me sentí con La bibliotecaria de Auschwitz.
Por otro lado, la novela está escrita de tal forma que es imposible que no se erice la piel cuando la lees. Incluso, al abandonar la lectura y retomarla a los pocos días, inmediatamente recordarás la última escena que leíste y, de esta manera, te metes nuevamente de lleno en la historia. Algo que supe y aportó a que me llegue aún más esta historia es saber que su protagonista, Dita Adlerova, existió. Su nombre real es Dita Polachova, quien luego se casó con el profesor Ota Kraus; el autor de este libro, Antonio Iturbe, se basó en materiales reales, en viajes a los lugares donde transcurre la historia, e incluso en entrevistas a la propia Dita, para poder crear esta maravillosa novela.
La bibliotecaria de Auschwitz existió y, gracias a grandes escritores como Iturbe, es que hoy llega a nuestras manos. Es una novela que inevitablemente te conduce a un camino de ida, a un camino lleno de emociones, desde la alegría de saber que la protagonista jamás dejó de luchar por su vida, hasta las lágrimas y decepción de saber que, a veces, el ser humano puede llegar a cometer actos totalmente miserables e imperdonables.
Deseo que esta novela llegue a las manos de muchos lectores, que todos puedan conocer la historia de Dita Kraus y saber que, a pesar de las diferentes circunstancias que nos toca atravesar en la vida, siempre hay una luz al final del camino que nos da esperanza de seguir adelante y, sobre todo, de ser libres.
Comentários